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Writer's pictureElisa Herrera

Mi travesía con el cáncer de mama

Recuerdos de mi diagnóstico de cáncer de mama

Por Nora Herrera, Guatemala


Cuando tenía 50 años, me estaba alistando para salir, me iba a bañar y vi que mi pecho se había pegado a mi brasier, cuando me lo quite vi que tenia un líquido de color amarillo, no le di importancia, así que seguí bañándome, días después me junte con unas amigas que tenían la edad de mi mamá, ella había fallecido hace 10 años por un cáncer de mama que no fue tratado a tiempo, les conté lo que me estaba pasando y que en ese momento el pezón lo tenía hundido, mis amigas me dijeron que fuera a cancerología inmediatamente.


Yo siempre había ido a los médicos acompañada de mi mamá y estuve posponiendo y posponiendo, pero mis amigas me insistieron y hasta se ofrecieron a acompañarme. Fue entonces que me dije a mi misma, no puede ser que tenga 50 años y no pueda ir sola al médico.

Me levanté temprano al siguiente día, envié a mi hijo al colegio, me subí al bus y llegué al INCAN (Instituto de Cancerología en Guatemala) había dos largas colas que atravesaban toda la sala de espera y más allá, pregunté cuál era la cola para los pacientes que iban por primera vez pero nadie sabía nada, así que me paré detrás de la cola de la izquierda, al llegar a la enfermera que atendía esa fila me dijo que no era allí y que había hecho cola en la fila que era para pagar.

Entonces me mandaron a sentar en las bancas que estaban en una sala vacía, poco a poco llegaron otras personas, de repente una enfermera nos pregunta ¿qué hacen ahí sentados? Le dijimos que era primera vez que íbamos y que nos mandaron aquí, la enfermera nos dijo que todos los doctores se habían ido al hospital, pero nos dijo que iba a conseguir alguien que nos ayudara, cuando volvimos a ver a la enfermera venía con 3 doctores jóvenes, no se si eran doctores o practicantes pero con lo nerviosa que estaba dejé que todos los demás pasaran y me quedé de último.

Al fin entré en la consulta, me senté en un banquito y los 3 doctores me veían como si fuera la acusada de algún delito, les explique lo que tenia, me sentí observada y al final me dieron un pedazo de cartón, me trataron muy mal y me dijeron que me fuera. Me sentía frustrada y enojada y me dije a mi misma que en el primer basurero que encontrara iba a tirar el cartón y me iba a regresar a mi casa, mi sorpresa fue que cuando sali la misma enfermera me estaba esperando y me pregunto si me habian dicho algo, le conteste que solo me dieron un pedazo de cartón, ella me dijo venga conmigo, al llegar tenía mucho miedo, pensé que me iban a lastimar los pechos como el último doctor, sin embargo el doctor me escucho y me examinó gentilmente, me dijo que sentia algo extraño y que tenia que hacerme exámenes, para eso me tenia que meter una aguja en el pezón, la verdad no senti nada de dolor, me dijo que regresara en 8 días para recoger las pruebas.

Le conté a mi hermana Marina lo que había pasado y ella se encargó de contarselo al resto de mis hermanos, mi prima llegó a mi casa y me dijo que no me preocupara que ella se iba a encargar de cuidar a Pepito si era necesario y todos estuvieron pendientes de mí.

A los 8 días llegué a mi cita y el doctor me dijo que tenía cáncer de mama y que tenían que operarme al día siguiente y que me tenía que quedar de una vez para hacerme los exámenes preoperatorios, no sé en qué estadio estaba, ni qué tipo de cáncer, no me informaron de nada sino hasta después.

Cuando salí de la operación nos llevaron a un cuarto con otras 6 mujeres, eramos 3 jóvenes y 3 mayores como yo, fue muy bonito porque todas teníamos muy buen sentido del humor y pasamos bromeando y riéndonos, todos mis familiares me sorprendieron al visitarme, se llenó el cuarto de mis visitas ya que también llegaron mis amigas y estuvimos platicando y riéndonos, nunca tuve miedo, porque no supe que tenía cáncer sino hasta después de la cirugía, me hicieron una mastectomía completa del lado derecho, no tengo nada allí.

Al salir del hospital me dijeron que tenía que seguir llegando, estuve con radioterapia todos los días, y luego revisiones anuales. Luego de unos años me di de alta yo misma y no he vuelto a tener ninguna recaída gracias a Dios.

Le debo mi vida a mis amigas que hicieron que fuera a cancerología y a esa enfermera que no recuerdo su nombre pero que sin ella yo ya no estaría aquí.

Ahora estoy por cumplir 79 años, vi crecer a mi hijo y a mis sobrinos, tengo una nieta y puedo decir que he disfrutado de la vida, de las personas que me rodean y de mi misma.

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